[...] porque Diana aprieta las piernas y se echa de lado y hasta totalmente se vuelca boca abajo y hay que concentrarse en la nuca y los hombros, tender a lo largo de la espalda una vialidad minuciosa de caricias que la acupunturen y la cartografíen, calmarla con una boca que le visita la oreja y la moja despacito [...]
Cortázar. El libro de Manuel.
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